Llegue en un vuelo «low cost» a las ocho de la mañana. Ibiza a esa hora y fuera de temporada estaba bastante desierta. Mi hija Andrea, que me había ido a buscar al aeropuerto, me llevo a tomar un café al “Flotante”, un clásico sobre la playa de Talamanca.
A esa hora coincidían los clientes de toda la vida, resacosos trasnochados y algún que otro turista perdido, cuando de pronto llego ella…
Eligió una mesa libre muy cerca de la nuestra, comenzó a teclear su Mac, a llamar suavemente con el último modelo de móvil, a tomar notas, a ordenar algunos papeles, y sus pies…sus pies desnudos jugueteando con la arena.
Quede fascinado por la escena. Sí, era posible trabajar así.
La imaginación me transporto rápidamente a mi lugar habitual de trabajo, a mi traje gris, a la corbata, a los zapatos con cordones, al despacho lleno de pantallas, a las ventanas con fondo de rascacielos, al cemento y al cristal.
Abrí los ojos y deje de imaginar, me limite a sentir y a vivir la realidad de ese momento, un amanecer precioso, con el cielo azul, el mar y un sol que comenzaba a calentar mi cara.
Era posible, es posible, la decisión esta en nuestras manos, podemos cambiar nuestra manera de trabajar y de vivir. Puede que no nos resulte nada fácil, pero si realmente lo deseamos, debemos probarlo.
Estos días de verano, con bastantes horas de pies sobre la arena, o recorriendo senderos por un bosque, visitando otras ciudades, viajando…son un buen momento para pensar, para intentar encontrar una respuesta a esas inquietudes, y a ese mal humor que nos invade con demasiada frecuencia. A lo mejor la respuesta a ese por qué, nos lleva a iniciar un nuevo camino hacia un lugar en nuestras vidas, donde los pies pueden jugar con la arena muchos días al año.
Nuestra marca personal se debe construir sólidamente, basándonos en lo que somos y en lo que creemos como personas y como profesionales. El ser consecuentes con nuestros principios y nuestra realidad, nos aporta esa fortaleza tan necesaria, lo contrario nos debilita y nos lleva a una inconsistencia que afectara todos nuestros actos, y nuestro futuro.
La marca personal no se construye de la noche a la mañana, es una carrera de fondo que no dejas nunca de correr. Nada ni nadie, nos obliga a recorrer un determinado camino, y quizás pueda pasar por una playa, donde nuestros pies jueguen con la arena, trescientos sesenta y cinco días al año.
Antonio Verdera
Vitalmark
